La diversidad siempre ha existido aunque es cierto que hoy día la diversidad es más “diversa” que antes. Hace no más de quince o veinte años, España era un país orientado a “lo local”, con mínimos ratios de productividad. La plena incorporación a la disciplina europea y sobre todo, la llegada de las famosas burbujas, nos inyectó en vena el estado de bienestar.
Pronto nuestro País se convierte en “destino final” de personas de otras nacionalidades, además, la pirámide de edad se ensancha en la parte alta consecuencia del aumento de la esperanza de vida y del descenso de la natalidad.
Hay otros aspectos que también provocan un cambio cultural, tales como la incorporación de la mujer al mercado de trabajo y que obliga a cambios en la legislación, en las estructuras empresariales, en el ámbito doméstico, la educación y en la cultura del país; o la entrada de las nuevas tecnologías, que trae consigo la desaparición de determinados puestos de trabajo y la aparición de otros nuevos, con nuevas exigencias de cualificación, con mayores necesidades de formación.
Se produce un cambio en la capacidad decisoria en el seno de las empresas. En el pasado, los trabajadores y trabajadoras apenas influían en las decisiones. Prácticamente, no se pensaba, se acataban unas instrucciones muy marcadas por la línea jerárquica. Ahora, las organizaciones cuentan con personas con mayor acceso a la información lo que ha obligado a potenciar ciertos resortes como los mandos intermedios, herramientas de medición o unos canales de comunicación más inmediatos y globales. Las personas que conforman una organización tienen mayor facilitad para opinar, sugerir y por tanto, afectar a las decisiones a tomar.
Otro aspecto importante que se ha venido produciendo en el mundo empresarial ha sido el de las fusiones y adquisiciones. Se han ido conformando organizaciones diversas en todos sus aspectos internos: Culturas, estrategias, tecnologías, procesos, procedimientos, objetivos… y externos: Clientes, proveedores, accionistas…
Finalmente, y es una causa necesaria de la diversidad, se ha dado un cambio en los hábitos de compra de los clientes, acentuado por la facilidad de acceso a productos y servicios gracias a los nuevos canales, a la variedad de la oferta. Se han transformado las exigencias de aquellos.
En definitiva, se quiera o no, en las empresas españolas existen multitud de razones que obligan a gestionar la diversidad de una manera eficiente. Es necesaria, y lo es, principalmente por dos razones. La primera, porque es una realidad y la segunda, porque queremos seguir existiendo. Sin diversidad tu empresa no tendrá capacidad de adaptación ni podrá dar respuesta a sus clientes porque no contará con personas que aporten diferentes experiencias, diferentes puntos de vista.
Entonces, ¿Por qué no se gestiona la diversidad en las empresas?, y si se hace, ¿Por qué no se gestiona de manera adecuada?…
Podríamos seguir haciéndonos preguntas pero mejor háztelas tú y busca las respuestas. Solo decirte que la gestión adecuada de la diversidad te va a permitir fidelizar y atraer talento, traspasar conocimiento, asentar las bases de la polivalencia y el aprendizaje continuo, desarrollar personas y adecuar sus responsabilidades a las necesidades que la empresa tiene cada momento…
Por concluir, negar la gestión de la diversidad es negar la realidad de lo que está ocurriendo en el mundo, en tu sociedad, en tu empresa…, es negar el hecho de que te vas a encontrar trabajando con personas de diferentes edades, culturas, sexos, cualificaciones, conocimientos, experiencias…
Artículo escrito por Juanjo Valle-Inclán, Coautor de Relatos Humanos (LID Editorial) y Director de Personas y Valores en Mediapost Group.
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