Las previsiones de crecimiento de la ocupación, alrededor del 2,3% para 2017, sugieren que España podría recuperar la ocupación perdida durante la crisis (2007-2013), aproximadamente en los próximos cuatro o cinco años, alrededor de 2021-2022, siempre y cuando no se modificaran substancialmente las condiciones macroeconómicas exteriores de la economía española y, en particular, que no se produjese ningún choque procedente de la zona euro, según un estudio elaborado por ManpowerGroup.
Así pues, si el ritmo de creación de empleo se mantuviera alrededor del 2%, a razón de unos 400.000 nuevos puestos de trabajo/año, los cerca de 20,6 millones existentes en 2007 se habrían recuperado en 2022. Y en un supuesto más optimista, si su avance fuera similar al que se espera para 2017 y unos 450.000 nuevos puestos de trabajo/año, la recuperación de la ocupación inicial tendría lugar en 2021. De esta forma, de mantenerse estos ritmos, el balance final de la crisis financiera sobre el stock de empleo sería sensiblemente más corto que el choque experimentado entre 1974 y 1985. Así, en lugar de los 17 años transcurridos para recuperar la ocupación de 1974, en la crisis iniciada en 2007 se precisaría de un período de 13 ó 14 años aproximadamente, para regresar al volumen ocupacional de aquel año.
Durante la presentación del estudio, el catedrático emérito de la Universidad Autónoma de Barcelona, Josep Oliver, ha destacado que ‘los resultados de crecimiento del empleo estos dos últimos años y medio han superado las más optimistas de las previsiones que, en 2013 y 2014, pudieron hacerse. El fuerte avance del último año, con un componente muy sesgado a turismo, transportes y servicios empresariales, debería contenerse en 2017 y más allá. Pero, incluso con crecimientos menores del orden del 2%, en el entorno de 2021/22 España debería haber recuperado la totalidad del empleo perdido en la crisis’.
Para Raúl Grijalba, presidente ejecutivo de ManpowerGroup en España, “el reto consistirá en aprovechar estas perspectivas alcistas y ser capaces de ayudar a las personas a mejorar su empleabilidad y a adaptarse al cambiante mundo del empleo, principalmente en aquellos colectivos que por el momento no se están beneficiando de la recuperación”.
En concreto, la hostelería se sitúa como el principal motor en la creación de empleo, en esta segunda fase de recuperación (2015/T3-2016/T3). Esto refleja tanto el avance de la demanda interna como de la demanda exterior de servicios turísticos, que ha experimentado un aumento estructural en el número de pernoctaciones hoteleras. Con esta dinámica, en el ejercicio que finalizó el pasado septiembre, el avance del empleo en la hostelería había representado un elevado 6,2%, aumentando sus efectivos en cerca de 100.000 nuevos ocupados y alcanzando los 1,7 millones en el tercer trimestre de 2016. Este ascenso continúa con la tendencia iniciada con la recuperación, un período en el que la hostelería ha presentado un aumento muy superior a la media. Así pues, el sector ha ganado posiciones en la distribución del empleo, desde el 7,5% del total en el tercer trimestre de 2007 al 9,2% del tercero de 2016. En lo que refiere a las previsiones para 2017, se estima un crecimiento del empleo en hostelería del 6,2%.
Estas son algunas de las conclusiones que se recogen en el último Índice ManpowerGroup: “Previsiones de empleo 2017: crecimiento sostenible” presentado hoy en Madrid por Raúl Grijalba, presidente ejecutivo de ManpowerGroup en España, y Josep Oliver, catedrático de economía aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Según el estudio, las perspectivas para el mercado de trabajo para este nuevo ejercicio continúan las positivas tendencias que se han expresado tanto en 2015 como en 2016, reflejando elementos de la dinámica iniciada a principios de 2014, cuando comenzó la recuperación. El ejercicio 2016 cerró con un balance positivo con un fuerte crecimiento de la ocupación del 2,6% y las perspectivas para 2017 continúan en esa misma línea de aumento del empleo aunque algo menor, del 2,3% con la creación de 421.000 empleos. Esto se debería en parte a que por segundo año consecutivo, se ha producido un crecimiento especialmente elevado del PIB, con un avance de la actividad que debería situarse por encima del 3,0%, a un ritmo similar al del ejercicio anterior (3,2%). Siendo estas cifras ciertamente de las mejores observadas en el área del euro y la Unión Europea.
Del mismo modo, otras de las razones de esta importante mejora de la actividad son diversas y apuntan tanto al éxito de un conjunto de reformas en la economía española, desplegadas entre 2010 y 2013, como a los potentes vientos de cola del exterior. Estos proceden, fundamentalmente, de la política monetaria del Banco Central Europeo: bajos tipos de interés, financiación barata y abundante y euro depreciado. Esta positiva dinámica de la ocupación se ha traducido en incrementos del empleo notables, alrededor de 490.000 nuevos puestos de trabajo al pool de empleo de 2015.
Paralelamente, la contribución de España al crecimiento del empleo en la eurozona se ha reforzado en 2016, y continuará haciéndolo en 2017. De hecho, con escasamente el 12% de la ocupación de la eurozona a principios de 2014, España ha generado, hasta el tercer trimestre de 2016, más del 25% del crecimiento de sus puestos de trabajo en la eurozona.
Previsiones de creación de empleo en 2017
Las estimaciones de aumento del empleo y de algunas de sus características para 2017 presentan, básicamente, continuidades, aunque en un contexto de moderación. Así, el crecimiento medio del empleo, del 2,3%, que se espera para 2017 se traduciría en avances más intensos en servicios (2,5%) que en industria y construcción, cuyos registros se situarían en el 2,1% y 1,9%, respectivamente.
En relación a las características del puesto de trabajo, se esperan aumentos más intensos en servicios privados (3,3%) que en los públicos (1,6%), más en asalariados (2,7%) que en autónomos y trabajadores independientes (0,2%), mayores avances en empleo asalariado temporal (4,2%, frente al 2,2% del indefinido y al 0,2% del no asalariado), más elevados en profesionales (3,0%) y técnicos (2,7%) y también en los ocupados a jornada completa (2,5%, frente al 1,2% de la parcial).
En lo que refiere a las características individuales de los nuevos ocupados, en 2017 se mantendría la dinámica de un mayor aumento del empleo femenino (2,7% frente al 2,0% del masculino). También se confirmaría la mayor capacidad de crecimiento del empleo inmigrante (4,0%) que del nativo (2,0%); el mucho más intenso avance del de los de 35 a 64 años (2,8%) que de los de 16 a 34 (0,7%); y también los aumentos más intensos de los ocupados con nivel de estudios medio y alto (ambas con un 3,2% de crecimiento anual), frente al menor 0,6% de los de bajo nivel de estudios.
Análisis de los últimos trimestres
Según el Índice ManpowerGroup, este aumento del empleo de los últimos dos años y medio tiene características particulares. De estas, seis merecen particular atención: el sesgo sectorial hacia la ocupación terciaria; el mayor avance del empleo privado que del público; el más intenso aumento de los asalariados que de los autónomos; la creciente proporción de contratos temporales en el colectivo de asalariados; el progresivo aumento del peso de los trabajadores cualificados y profesionales en el pool de la ocupación y, finalmente, el aumento de la jornada completa y de los ocupados a 40 y más horas a la semana, junto a la caída del subempleo.
La ocupación total entre 2007 y 2016 presenta un mercado de trabajo más terciarizado, tanto es así que el empleo terciario ha ganado 10 puntos entre estos años, desde el 66% al 76%. En el último año, la ocupación en los servicios aumenta un 2,9%, frente al 1,6% del empleo no terciario. Igualmente, se puede observar un creciente protagonismo de los servicios privados en la recuperación, con un avance acumulado del 11,8%, muy por encima del 4,4% de los servicios colectivos, con un marcado protagonismo del comercio, los servicios a las empresas, la hostelería y los transportes, que aportan el 60% del nuevo empleo.
En lo que se refiere a las posiciones ocupacionales, la dinámica de la recuperación es menos definida, ya que mientras gana peso el empleo de los trabajadores cualificados (del 53,5% al 54,7%), por un aumento acumulado del 11,6% superior al 9,2% agregado, al finalizar el 2016, las ocupaciones que más han aumentado han sido las de trabajadores no cualificados (4,6%) y profesionales (3,2%).
Otro aspecto destacable lo constituye el crecimiento más intenso de los asalariados, a diferencia de los peores momentos de la crisis, en los que la caída del empleo escondía contracciones más severas para los asalariados. Este sesgo en contra del empleo de autónomos y empresarios independientes refleja la fortaleza de fondo de la creación de empleo, dado el papel de refugio que ha jugado la ocupación no asalariada. La existencia de un amplio colectivo de autónomos que son, en esencia, falsos asalariados expresa debilidades que, ahora, parecen comenzar a despejarse.
Según las estimaciones del Índice ManpowerGroup, en el ámbito de las características individuales, también el último ejercicio mantiene tendencias observadas desde el inicio de la recuperación. Por un lado, este es el caso del mayor crecimiento de la ocupación inmigrante (6,1%, frente el 2,0% de nativos), al mismo tiempo que ha continuado la caída del empleo de los de 16 a 34 años (-0,4%), frente al avance del de los de 35 a 64 años (3,7%). Por otro lado sin embargo, se ha roto la tendencia a mayores avances de la ocupación masculina, de forma que en el ejercicio 2016 ésta ha aumentado un 2,1%, por debajo del 3,3% femenino.
Finalmente, y en lo referido al nivel educativo de los ocupados, también se ha operado un cierto cambio, ya que si en el conjunto de la recuperación han sido los trabajadores de nivel educativo medio los que más crecen (un 11,7%, frente al 9,2% conjunto), en el último año han sido los de nivel alto los que presentan un mayor avance (5,2%), sensiblemente superior a los de nivel medio (1,7%) y bajo (1,4%).
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