En 2002 la población entre 16 y 24 años era similar a la de entre 45 y 54 años; trece años después hay 3 millones de personas más en el segundo grupo y el INE estima que en 2066 uno de cada tres españoles tendrá más de 64 años. Con estas magnitudes, no es de extrañar que el tema del envejecimiento de la población y cómo afecta a las pensiones esté de rabiosa actualidad. Sobre todo si tenemos en cuenta que el gasto público actual en pensiones representa ya el 10% del PIB y está previsto que en 2050 se destine un 40% más si todo sigue como hasta ahora.
Para hablar sobre los retos a los que se enfrenta al sistema de pensiones español y las posibles soluciones a un tema de enorme calado económico y social, IMF Business School ha organizado esta mañana la mesa redonda «La pirámide de población en España: una inversión de riesgo». Una mesa en la que han participado: Valeriano Gómez, ex ministro de Trabajo; Ángel Martínez-Aldama, presidente de INVERCO; Julio Pérez Díaz, investigador del CSIC, Instituto Geografía, Economía y Demografía, y Lorenzo Dávila, director del Departamento de Investigación de la escuela de negocios.
«Se trata de un tema para el que se necesitan soluciones y no sólo por el lado de las pensiones, sino que abarca muchos más aspectos. El Pacto de Toledo tiene un reto por delante muy importante, y muchos ya nos preguntamos si hay que cambiar el sistema». Así se ha expresado Carlos Martínez, director general de IMF Business School, al presentar la mesa.
Para Lorenzo Dávila, director del Departamento de Investigación de la escuela de negocios, está claro que algo tiene que cambiar. «El déficit actual de la Seguridad Social es de 18.000 millones euros y las previsiones apuntan a que la hucha de las pensiones se va a acabar el próximo año. Con los actuales niveles de cotización, se estima que de aquí a 2018 se necesitarían crear 2,2 millones de puestos trabajo para mantener el actual sistema de pensiones. Al que habría que añadir 500.000 más hasta al final de la legislatura y 1 millón más en la siguiente legislatura». Algo difícil de conseguir para un país que siempre ha tenido problemas de desempleo, como ha afirmado el investigador del CSIC Julio Pérez Díaz.
Para evitar que la hucha de las pensiones se quede vacía a corto plazo, el ex ministro de Trabajo Valeriano Gómez propone tres medidas: «aumentar los ingresos acabando con el tope de la base de cotización máxima, que se calcula podrían suponer unos 8.000 millones de euros anuales, otros 3.000 millones se podrían conseguir de podar las tarifas planas y el resto estímulos que son costosos y, la tercera, de subir el salario mínimo. Una subida del 5% en el salario mínimo interprofesional generaría ingresos por valor de 200 millones al año a la Seguridad Social. Y aún así faltaría».
Eso en cuanto al corto plazo, pero ¿y a largo plazo? ¿Es necesario hacer más cambios en el sistema? El presidente de INVERCO, Ángel Martínez-Aldama, está convencido de que sí. «Algunos países han establecido una serie de reformas para resolver el problema del envejecimiento de la población, pero España no ha resuelto qué sistema de pensiones quiere. En otros países de nuestro entorno, como Holanda o Reino Unido, han adoptado modelos que establecen un sistema mixto, que es adonde creo que deberíamos ir, donde podríamos mantener el sistema público de reparto que tenemos actualmente y combinarlo con un sistema de capitalización. Así, el sistema descansaría sobre dos patas en vez de sólo en una y podría hacer frente a los retos demográficos mucho mejor. La tasa de sustitución de la media de los países de la OCDE es del 40% mientras que en España este porcentaje alcanza el 73, una de las tasas más altas de Europa. Tenemos que ir convergiendo en la media de los países de la OCDE e ir rebajándola, y está podría ser una buena forma de hacerlo».
Según Martínez-Aldama, «tenemos un problema demográfico. No debemos fiarlo todo al aumento de la productividad, debemos fomentar la natalidad». Una medida con la que Julio Pérez Díaz no se ha mostrado de acuerdo. «Me parece un poco anticuado creer que la natalidad va a solucionar los problemas laborales o de pensiones que tenemos. También que hay tomar decisiones en políticas de inmigración y tener en cuenta cómo va a influir el aumento progresivo de la productividad en el mercado laboral y cómo va evolucionar la creación de empleo en la 4ª revolución industrial que estamos ya viviendo». Cuestiones todas ellas muy importantes, si se tiene en cuenta que, según un reciente estudio de la Universidad de Cambridge, de aquí a 2050 la mitad de los trabajos que actualmente conocemos habrán desaparecido.
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