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El talento no es un don celestial, sino el fruto del desarrollo sistemático de unas cualidades especiales. - José María Rodero

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Coaching y desarrollo de Carrera

Vivimos en un mundo VUCA (por las siglas en inglés de volátil, incierto, complejo y ambiguo), en el que el 40% de las compañías, a nivel global, reconocen no estar preparadas para afrontar los nuevos retos de aquí a tres años.

Un mundo en el que ya ha quedado demostrado que el Talento es lo que condiciona la supervivencia de las empresas. Así, la tecnología, que además resulta cada vez más barata, no marca la diferencia. Lo que sí marca la diferencia son las personas, y por eso para las compañías, invertir en tecnología sin invertir en personas, es una calle sin salida.

En los últimos tiempos ha quedado demostrado y no hay lugar a duda: tener los líderes y el talento adecuado se ha convertido en la gran ventaja competitiva de las organizaciones, en ese gran elemento diferenciador que permiten que crezcan y lideren el mercado.

Sin embargo, no hay talento para todos. Como no puede ser de otro modo, el mundo del trabajo también se transforma. La demografía, la revolución tecnológica, el aumento de la complejidad del cliente y una mayor elección individual, son las cuatro grandes tendencias que impactan en el entorno laboral y que terminan por manifestarse en una característica paradójica: la escasez de talento.

Atraer, comprometer, desarrollar o cultivar la reserva de talento y liderazgo, es algo cada vez más complejo porque el desajuste de talento es incesante. La población activa se reduce, al tiempo que la tecnología evoluciona a una velocidad vertiginosa cambiando las habilidades necesarias para atender a las necesidades del mercado.

En ese nuevo contexto, los profesionales deben estar cada vez más abiertos a asumir responsabilidades y a tomar las riendas de su desarrollo profesional y de su empleabilidad. Porque las carreras han dejado de ser lineales. Ya no se trata de tener un trabajo para toda la vida, ahora, de lo que se trata es de tener seguridad de carrera y el talento siempre elegirá a las organizaciones que más le puedan aportar en ese sentido.

Las carreras de hoy, son carreras proactivas en las que la empleabilidad depende menos de lo que uno sabe y más de lo que uno puede aprender, aplicar y adaptar de forma continua. Por eso, para las compañías, poner en práctica la cultura del desarrollo de carrera es la mejor estrategia para reducir el desajuste de talento. Como bien dice, en la película “La Amenaza Fantasma”, Qui-Gon Jinn a Anakin Skywalker: “Tu enfoque determina tu realidad”. Así, las conversaciones de carrera de los líderes con las personas de su equipo, el desarrollo de estos equipos y la formación permanente y en el día a día, son factores clave para todos los niveles y generaciones.

Las empresas necesitan reinventar permanentemente sus estrategias de talento y entender que la formación continua es clave para sus empleados. Necesitan poner en marcha ciclos de Talento específicos para cada colectivo o generación, entendiendo sobre todo como tal lo que se denomina “ongoing conversations”, que hacen imprescindible la preparación de los líderes para utilizarlas como herramienta de desarrollo permanente e inmediato de los integrantes de su equipo.

En todo caso, y citando ahora a los filósofos clásicos, mientras que como defendía Heráclito “todo está en permanente cambio, devenir, mutación”, si creo que en lo que se refiere a las personas, es más aplicable la filosofía de Parménides: “el ser es estático, inmutable y único” ¿Por qué?… Porque cambian las modas, las herramientas, la facilidad de acceso a la información, pero no los “diseños” de la personas.

Consecuentemente una vez más, la clave está en el autoconocimiento y en el conocimiento de los diseños profesionales por parte de las organizaciones y de sus líderes, para ayudarles a optimizar sus recursos y a utilizar las herramientas a su disposición para potenciarlos. Las compañías necesitan cada vez más a las personas adecuadas en los lugares adecuados y cada vez se pueden permitir menos errores en este sentido.

Por ello, sólo la innovación permanente, que nos permite anticiparnos a los cambios, sumado al conocimiento de las personas, permite a las empresas conseguir compromiso, desarrollo, atracción y retención del talento; y así alinear el Talento con los intereses y objetivos comunes que permiten alcanzar la productividad y eficiencias necesarias para la supervivencia y el éxito.

 

Pedro Checa,
Career Management Director en Right Management