Los desastres naturales acaban cada año con la vida de más de 60.000 personas. El aumento del nivel del mar y la mayor intensidad de los eventos meteorológicos son hechos de creciente notoriedad que influyen en nuestra forma de vida. En las próximas décadas, la variabilidad de las precipitaciones afectará al suministro de agua dulce, amenazando la higiene y aumentando el riesgo de enfermedades como las diarreicas, que anualmente provocan 760.000 defunciones de menores de cinco años. El 92% de las catástrofes naturales están relacionadas con el clima, y cerca de 90 millones de personas se vieron afectadas el año pasado por los desastres climáticos.
Estos y otros datos se recogen en el informe ‘Cambio climático y salud’ del El Instituto DKV de la Vida Saludable, a través de su Observatorio de Salud y Medioambiente, que pretende concienciar a la población acerca de esta realidad, coincidiendo con la celebración del Día Internacional para la Reducción de los Desastres Naturales, que tendrá lugar el próximo 14 de octubre.
Las temperaturas extremas son más peligrosas en invierno
Las olas de frío son proporcionalmente más críticas que las de calor. En nuestro país, por ejemplo, por cada día de ola de frío registrada entre 2001 y 2009 se produjeron 3,5 defunciones; mientras que por cada día de ola de calor fallecieron 2,9 personas. Madrid y Andalucía son las comunidades autónomas que más han padecido en los últimos años con motivos de este suceso climático. En el otro extremo se encuentra Navarra, la comunidad española más expuesta a los riesgos derivados de las altas temperaturas.
Por el contrario, el año pasado fue el más caluroso de la historia, y las altas temperaturas afectaron a más de un millón de personas en todo el mundo. Se detectaron hasta once olas de calor, siendo Francia el país más afectado por las temperaturas extremas, que causaron el fallecimiento de 3.275 franceses. India y Pakistán también acusaron especialmente estas oleadas, registrando respectivamente 2.248 y 1.229 defunciones.
Existe una temperatura máxima media para cada zona del planeta. Cuando las olas de calor incrementan las temperaturas y sobrepasan dicho umbral, aumenta el riesgo de mortalidad. En España, la temperatura umbral más alta es de 40ºC, y se registra en Córdoba, Sevilla y Málaga. Por el contrario, A Coruña es la localidad que presenta la menor temperatura umbral (26ºC).
La Agencia Europea de Medio Ambiente estima que en 2050 se producirán cerca de 120.000 muertes adicionales al año con motivo de las olas de calor. La acción de los seres humanos sobre el planeta ha duplicado el número de olas de calor, y provocará un aumento de su intensidad y duración en los próximos años. Si no se toman medidas preventivas, el impacto económico alcanzará los 150.000 millones de euros.
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