¿Para qué el coaching?
En los últimos años viene sonando, cada vez con más fuerza, la palabra TALENTO en el entorno de las organizaciones, desde la detección del mismo, pasando por su desarrollo y como no, llegando a su fidelización.
Muchas son las herramientas que nos ayudan en el día a día a trabajar éste concepto, que tiene que ver con la capacidad para ejercer una cierta ocupación o para desempeñar una actividad, si bien, ha sido el COACHING la que sin lugar a dudas, se ha convertido en la gran aliada de los departamentos de RRHH, que han visto en ella su capacidad para focalizar e impulsar de manera personalizada las potencialidades de sus profesionales.
Desde hace más de 14 años vengo ayudando a empresas de diferentes sectores y de entornos nacionales y multinacionales, a cumplir con su propósito de potenciar el talento humano y a no dejárselo escapar, y para ello he utilizado programas de Coaching Ejecutivo, Profesional, de equipos, grupal, para expatriados, de Job Shadowing y como no, de Recolocación.
Cada una de estas especialidades tienen una misión muy concreta en lo que respecta al TALENTO, pero todas y cada una de ellas poseen BENEFICIOS comunes, tales como la INDIVIDUALIZACIÓN, su IMPACTO a corto, medio y largo plazo y como no, el retorno de la inversión.
Empieza a ser muy frecuente, que sean los propios profesionales los que soliciten tener un Proceso de Coaching para trabajar diferentes objetivos, lo que nos dice que ya es una herramienta totalmente normalizada y reconocida como de alto impacto.
Mi trayectoria en el área del Desarrollo Directivo, me ha hecho estar en contacto con profesionales que necesitaban mejorar habilidades tales como: el Liderazgo, la comunicación, la visión, la marca el desarrollo de personas, su impacto, y que sólo a través de ésta herramienta han podido mejorar en tiempo récord, obviamente, no sin método, interés y grandes dosis de FOCO, podríamos decir que se acabó el «café para todos» de algunos programas corporativos de desarrollo.
Tal vez, éstas sean las condiciones necesarias para que ésta herramienta tenga éxito, «creer que puedes cambiar», y tener la disposición y entrega para hacerlo realidad. Por lo tanto, la imposición de un programa de Coaching o de un determinado coach, no es la clave para que funcione, ya es una realidad que el Coachee elija de entre una terna de profesionales aquel con el que emprenderá su camino de mejora o su acompañamiento.
Hasta aquí parece claro su usabilidad en el desarrollo, pero y en la fidelización?; la primera vez que me encargaron un proceso para acompañar al Socio de una Firma Internacional en su salida de la compañía, me resultó extraño que se invirtiera en alguien que estaba desvinculándose de la misma, sin embargo, poco después entendí, que se perseguía generar una reputación interna de preocupación por las personas, qué pensarían los empleados de su organización si supieran que se ocupan de ellos hasta el último momento?, pues sí, se sentirían fuertemente vinculados y comprometidos a su empresa. Y si le ofreciesen un Job Shadowing a sus directivos, cuando ya creen que han hecho todo tipo programas de desarrollo directivo, con el único objetivo de ayudarles a hacer un «INSIGHT»?, bien, yo puedo asegurar que sienten que están en el mejor de los sitios que podrían estar para seguir trazando su carrera profesional.
Me gustaría terminar éste artículo diciendo, que ésta herramienta no sirve para solucionar todo tipo de problemas, ni de situaciones, no es el milagro que da respuesta a todas nuestras plegarias, si no existe una cultura que apoye el desarrollo desde la más alta dirección, si no existe la creencia en las potencialidades del ser humano, en que cada persona evoluciona de una manera determinada y que sólo lo hace cuando encuentra el para qué, llevaremos a ésta herramienta a su máximo nivel de incompetencia.
Por lo tanto, la pregunta clave, como no podía ser de otra manera, está en PARA QUÉ un programa de coaching?
Angela Borja es Socia Directora de Grado3
www.angelaborjacoach.com